PUERTO PRINCIPE. AFP. La desesperación y la ira aumentaban en Haití, tras el sismo que destruyó Puerto Príncipe, donde saqueadores armados añadían más terror en sus calles mientras las autoridades criticaban problemas de "coordinación" para la distribución de ayuda humanitaria.
La muerte, presentada de la manera más cruda y despiadada, inundaba irremediablemente las calles de Puerto Príncipe, destruida por el temblor del martes de 7,0 que dejó un saldo parcial de más de 50.000 muertos.
Mientras funcionarios de las Naciones Unidas clamaban por más ayuda, los saqueos se propagaban y se registraban enfrentamientos en los puestos de distribución de ayuda.
"Hay hombres armados, muchos saqueos", dijo Eglide Victor, cuya precaria casa es la única que permanece en pie en toda la cuadra de una manzana en el corazón de Puerto Príncipe.
En el Mercado de Hierro, uno de los barrios más pobres de Puerto Príncipe, los habitantes buscaban frenéticamente en los edificios destruidos bienes para su supervivencia, ignorando a los cadáveres hacinados, abrasados por el sol.
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